*Perdone, vuestra merced, mi contumacia y mi calidad de remiso.-El día de ayer, miércoles 4 de mayo, tres miembros de Apaoax asistimos a una “conferencia magistral” (“Proyecto del Centro de Atención y Protección Animal del Municipio de Oaxaca”), dictada por el regidor de Salud Pública, señor Rubén Tenorio Vasconcelos, en el marco del Primer Foro Municipal Desarrollo Urbano y Medio Ambiente con Participación Ciudadana.
En la sesión de comentarios y preguntas, el citado ponente, además de echar mano a argumentos que ha oído reiteradamente por parte de nuestra asociación, ante la pregunta concreta de uno de nuestros integrantes (que, palabras más, palabras menos, decía así: “¿Estaría dispuesto a sostener un debate con las asociaciones protectoras en relación con lo expuesto en su ponencia, misma que en su marco teórico adolece de inconsistencias y está basada en premisas muy cuestionables?”), la respuesta fue que no había tiempo para ello, que había que proceder a la acción.
(Nos preguntamos, ¿aun a costa de una planeación insuficiente, de la improvisación o de una chambonería atropellada, pues lo que importa es que se diga que sí se hacen las cosas, y si salen bien, mal o regular, ese es otro asunto?; además, hay que oír pero nomás tantito, después ya no, perdieron su oportunidad, no se puede echar a andar proyectos y seguir oyendo a la gente).
Pero lo que hay que destacar más fue su tono. Ante una pregunta, si bien crítica pero ubicada en el marco del respeto, dio una réplica que rayaba en la prepotencia y que traslucía de forma evidente su incomodidad.
(Una respuesta política podría haberse dado en el tenor de: “este es un proyecto perfectible, recibiremos con gusto sus propuestas”; y ya). Sin embargo, con índice flamígero apostrofaba y cuestionaba al ciudadano que se había atrevido a hacer un señalamiento y una propuesta.
Señor regidor, déjenos recordarle algo: los ciudadanos somos los que debemos cuestionar a las autoridades, y no al revés. Las críticas o los cuestionamientos (sobre todo los que se dan en un foro convocado por el gobierno) se contestan sólo con argumentos, haciendo a un lado las emociones; ésas déjelas para el futbol, señor regidor.
Tenga sensibilidad política, aprenda a ser autoridad, predique con el ejemplo. De regidor a “rugidor” la distancia es muy breve –sólo un vocálico paso–, y de exponer a exponerse, sólo un minúsculo pronombre (para no hablar ya de la rima consonante entre ponencia y prepotencia, o de la aliteración fácil del “ponente prepotente”; ¡ah, el ripio político!).
El compañero de Apaoax que hizo la pregunta no quiso entrar al regate visceral para evitar una incomodidad mayor a la audiencia. Pero nos preguntamos: ¿Son estas nuestras “nuevas” autoridades?, ¿es éste el cambio? Tal vez en gobiernos anteriores el ciudadano que se atrevía a cuestionar se hubiera hecho acreedor a un “levantón” y a una “calentadita”, y la novedad radique en que sólo se le reconvenga y cuestione públicamente. (Habrase visto: ¡cómo se atreve este indigente político, este integrante de la masa popular, a levantar la mano y proponer o sugerir!)
Si ése es el cambio… la próxima vez sólo iremos de convidados al mutismo empático, dispuestos al aplauso por reflejo condicionado, a la genuflexión devota y cronometrada, al acarreo autoimpuesto por la inercia del voto… Perdón por no funcionar como público a modo de público funcionario.
Es de notar, en claro contraste, la intervención de la ponente Tzinnia Carranza, ubicada al otro extremo de la mesa (y también en las antípodas de actitud y argumentos de ese ¿“servidor”? público): centrada, con conocimiento de su materia, con sensibilidad política… (ojalá que este gobierno no la cambie, en el sentido que sea).
Apaoax
