Al igual que hace ocho días, la presentación de la Guelaguetza del Bicentenario 2010, la fiesta de la hermandad, del dar y el recibir, de la reciprocidad, resultó brillante en su presentación matutina de la Octava del Lunes, cautivando a los miles de oaxaqueños, así como a los turistas nacionales y extranjeros que abarrotaron el estadio “Benito Juárez”.
Como en el primer lunes, Oaxaca volvió a compartir con México y el mundo su cultura y tradiciones resumidas en la que es considerada como la fiesta folclórica más importante de América Latina.
El gobernador Ulises Ruiz Ortiz, su esposa Lourdes Salinas de Ruiz y la diosa Centéotl, Ana Lucrecia Bautista Rafael, presidieron la presentación de esta fiesta de luz, belleza, cantos, bailes y gran colorido que se ha consolidado como uno de los principales referentes de la cultura del pueblo oaxaqueño.
La fiesta inició a las 9:50 horas con la presentación de la Diosa Centéotl, para enseguida dar paso a la delegación de las Chinas Oaxaqueñas, con sus coloridas faldas y blusas, así como canastas de flores y quienes interpretaron el tradicional Jarabe del Valle.
Bajo un sol radiante y con un cielo que en momentos parecía se iba a nublar, se presentó la delegación de San Jerónimo Tecóatl, de la región de la Cañada, con la ceremonia del bautizo y los sones que se acostumbran bailar como parte de este festejo.
Enseguida hizo su presentación Teococuilco de Marcos Pérez, de la región de la Sierra Norte, cuna del Benemérito de las Américas, con su Jarabe de la Botella, que se acostumbra bailar en los bautizos, como una manera de enaltecer el compadrazgo.
El garbo y belleza de la mujer istmeña, así como la gallardía de los hombres del Istmo se hizo presente con la delegación de Juchitán de Zaragoza, que hizo su entrada bajo las notas de “La Llorona” y que interpretó diversos sones con los cuales mostró que “Así baila Juchitàn”.
La región de la Cuenca se hizo presente con la comunidad de Montenegro Santiago Jocotepec, cuya delegación interpretó el baile “La compañera del chinanteco”, que representa una de las labores cotidianas de la mujer dentro de su vida hogareña, como es la limpieza del maíz, con manos y pies en el río, para convertirlo posteriormente en nixtamal para las tortillas.
De la misma región se presentó también San Felipe Usila, la tierra del caldo de piedra y lugar donde abundan los colibríes, que presentó el jarabe usileño.
La alegría de la Costa se dejó sentir con la delegación de Santos Reyes Nopala, con su ceremonia de la boda y los festejos de la tornaboda, enmarcados con los sones y chilenos propios de esa región.
Los Valles Centrales estuvieron representados por Cuilapan de Guerrero, que interpretó la Danza de la Pluma, que representa la conquista de los Aztecas por parte de los españoles.
También de esta misma región se presentó Ejutla de Crespo, cuya delegación, al grito de ¡Ya llegaron los de Ejutla¡ interpretó el conocido Jarabe Chenteño, que recibió el aplauso de los miles de asistentes.
Las notas de la Canción Mixteca, de José López Alavés, enmarcó la entrada de la delegación de la heroica ciudad de Tlaxiaco, cuyos integrantes ondearon sus sombreros de palma, a lo cual se sumó el público asistente formando un bello espectáculo.
El bailable que más aplausos se llevó fue el de Flor de Piña, de la delegación de Tuxtepec, en la Cuenca del Papaloapan, por la belleza de sus integrantes y el colorido de sus trajes regionales. Este baile es uno de los favoritos del público y representa la alegría de la mujer por la buena cosecha de piña.
La presentación de la edición matutina finalizó con la delegación de Santa Catarina Juquila, que ejecutó sones y chilenas, con picaros versos que sonrojaron a muchos, pero que todos premiaron con atronadores aplausos.
De esa manera la edición matutina de la Guelaguetza del Bicentenario, en la que participaron un total de 12 delegaciones, concluyó en medio de desbordante alegría y la admiración de los miles de visitantes nacionales y extranjeros por la riqueza cultural que posee el pueblo oaxaqueño.
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