El diputado Flavio Sosa Villavicencio, del Partido del Trabajo, propuso este miércoles exhortar al gobierno del estado para que ponga en marcha una campaña intensa de fomento a la lectura, dirigida a todos los funcionarios que integran la administración pública estatal.
Mediante una propuesta con punto de acuerdo, el legislador llamó también a establecer la obligación de que las comisiones permanentes de Educación y de Cultura del Congreso establezcan un programa de fomento a la lectura dirigido a las y los diputados que integran el Poder Legislativo.
Al defender su iniciativa en la tribuna de San Raymundo Jalpan, Sosa Villavicencio expuso que la lectura debe ser considerada como un elemento estratégico y fundamental en el desarrollo del estado y el bienestar de las y los ciudadanos.
Por ello, agregó, “se hace imprescindible formar a hombres y mujeres que a partir de la comprensión de nuestros problemas, sean capaces de formular soluciones que contribuyan al desarrollo de la nación”.
Señaló que la realidad urge a establecer métodos renovados de educación que incluyan una agresiva campaña de fomento a la lectura que tenga como público a funcionarios y legisladores, pues la lectura tiene un gran valor estratégico en el impulso de las transformaciones que el desarrollo exige al país y a nuestro estado.
Citó al poeta y novelista José Emilio Pacheco, en el sentido de que, si un político no lee no puede tener lenguaje, y sin lenguaje no puede pensar en los problemas del país.
Recordó también al escritor Guillermo Fadanelli, quien advirtió que para los políticos, si existe más conocimiento de la literatura, habrá por necesidad un mayor movimiento en el lenguaje, lo que a su vez animará la imaginación y fortalecerá las nociones o ideas que tenemos sobre la realidad.
Agregó que la lectura condiciona el pensamiento y la percepción sobre la realidad, por lo que, a menos lectura, existen más posibilidades de poseer una perspectiva corta, errada o al menos limitada acerca de lo que nos rodea.
Consideró lo anterior “particularmente grave” tratándose de personas dedicadas a la política, puesto que en sus manos “se ha depositado la toma de decisiones en lo concerniente a la res pública, lo que es propiedad de todas las personas, el pueblo, quienes disfrutan o sufren el resultado de lo que decide esta élite política”.
La propuesta fue turnada a las comisiones permanentes de Educación y de Cultura, donde será discutida y evaluada.
En la exposición de motivos que precede a la propuesta de punto de acuerdo, Flavio Sosa recordó datos de la UNESCO, según los cuales México ocupa el penúltimo lugar en hábitos de lectura de una lista conformada por 108 naciones del mundo, con un promedio de 2.8 libros anuales por habitante.
Esta cifra, agregó, está “muy alejada de los 25 volúmenes recomendada por ese organismo internacional, y del promedio de lectura de las sociedades japonesa, noruega, finlandesa y canadiense, que ocupan los primeros lugares a nivel mundial con 47 títulos per cápita”.
“La indiferencia de los mexicanos hacia la lectura de calidad mantiene al país inmerso en una progresiva catástrofe silenciosa”, expresó.
Indicó que diversos organismos como la OCDE, la UNESCO, el BID, el Banco Mundial y la CEPAL han señalado que en los nuevos escenarios mundiales, la lectura constituye un pilar estratégico del desarrollo de las naciones e implica una mejor posibilidad de aspirar a una mejor vida por parte de los ciudadanos.
En México tenemos más de 52.5 millones de libros en las bibliotecas públicas; somos el primer país en producción de libros en América Latina, pero al menos 16 por ciento de los mexicanos no lee ni un solo libro al año, “lo que en Oaxaca se agudiza debido a que un segmento importante de la sociedad no saber leer”.
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