Cuando el reinado de Somoza en Nicaragua se terminó, el país necesitaba gente capaz en el gobierno. Algunos sacerdotes querían prestar servicio en su gobierno, pero el papa, en ese tiempo Juan Pablo II y el magisterio en Roma se opusieron y obligaron a ellos de retirarse del sacerdocio si se involucraban en el gobierno.
ARTÍCULO No 1
Una Iglesia política. Papas políticos.
Dra. María Van Doren
Cuando el reinado de Somoza en Nicaragua se terminó, el país necesitaba gente capaz en el gobierno. Algunos sacerdotes querían prestar servicio en su gobierno, pero el papa, en ese tiempo Juan Pablo II y el magisterio en Roma se opusieron y obligaron a ellos de retirarse del sacerdocio si se involucraban en el gobierno.
Al mismo tiempo hubieron sacerdotes en el Canadá, que sirvieron en el gobierno, y parece que no les pusieron obstáculos para servir a su país. Nos preguntamos por qué esta diferencia, si no era por razones políticas que pudieran favorecer o no, a los intereses del Vaticano.
En el tiempo de la hegemonía de Rusia en gran parte de Europa, los polacos también sufrieron mucho de esta dominación en su país. Igualmente Juan Pablo II, en especial cuando era obispo, tenía muy malas experiencias, y por eso probablemente se quedó tan traumatizado por el comunismo. Cuando empezó el poder de los líderes en Rusia a disminuir y se vio algo de apertura, el papa Juan Pablo II no dudó para meterse fuertemente en la política, no solo en su país usando todo su poder religioso con su pueblo muy cristiano, sino también usando su liderazgo y su poder para oponer toda expresión supuestamente comunista en todos los países donde lo querían escuchar, países que sufrieron una u otra opresión del comunismo de Rusia; o también por el hecho de rivalidad entre los países por el poder mundial. Parece, que era permitido que el papa se metiera en la política contra todo comunismo, explícitamente expresado o políticamente ocultado.
Cuando teológicamente y disciplinariamente no se permite que sacerdotes se metan abiertamente en la política, en la práctica parece ser permitido, si los privilegios y los intereses de la Iglesia están en discusión o si se implica a enemigos de esta misma institución. Esto ha pasado a lo largo de toda la historia de la Iglesia, y sigue pasando. Lo reconocemos bien en América Latina, no más los últimos años. Lo sufrimos ahora muy fuerte en México.
Así el papa Juan Pablo II, atacó fuertemente la Teología de la liberación, porque supuestamente esta teología promovió el comunismo, o dijeron que por lo menos estaba apoyándolo, de un lado por su metodología que está usando, o usaba más al principio (El método marxista analiza las situaciones de opresión y de pobreza desde las clases sociales… Me parece tan ridículo, condenar una tendencia teológica o filosófica por su método, lo que es solo una manera, un instrumento para entender algo mejor… ¿Eliminamos todos los cuchillos, utensilios para usar en la comida etc. porque con ellos podemos matar?) Por otro lado, esta teología parecía (¡parece todavía!) también peligrosa porque en esta teología se defiende a los pobres, y se condena muy radicalmente a la hegemonía de los poderosos que llevan su dinero y su poder en nuestro mundo para eliminar y oprimir a la mayor parte de la gente, favoreciendo un grupo elitista muy pequeño que maneja el capital, mientras que abusan del poder para aprovechar y abusar de los/as demás. ¿Es tal vez, porque conviene más al Instituto eclesial quedar bien con este poder, que aplicar el Evangelio y su mensaje, promover el proyecto de Jesús en este mundo, defender a los/as pobres, los/as indefensos/as…?
La visita de Benedicto XVI a México.
Eso está pasando ahora en América Latina, y en especial en México. El papa y el magisterio de la Iglesia saben muy bien que han perdido su poder en Europa (donde no más ciegamente aceptan normas y condenaciones… porque cuando pasa esto, se unen para protestar como lo hicieron más de una vez los teólogos de Europa en protesta contra condenaciones a teólogos/as …; donde no van a pasear una figura de cera con su ampolleta de sangre –se refiere a Juan Pablo II en México- en los países europeos, aunque tal vez lo pueden hacer en algunos países como Polonia, u otros países del sur de Europa).
Por esta pérdida de poder, el papa y el magisterio están concentrándose sobre América Latina, y en especial sobre México, donde en los últimos años han nombrado casi únicamente obispos y cardenales de la ultra derecha (como Opus Dei y Legionarios un tiempo, que afortunadamente se cayeron); por eso apoyan aquí en México (y probablemente en otros países del sur) cien por ciento a esta autoridad ‘sagrada’ porque conviene tener el mismo poder y los mismos privilegios en su país. No lo sé muy bien, pero por lo más que leo u oigo de compañeras/os en otros países, la situación es algo semejante en los otros países de América Latina, aunque pienso yo, más aguda en México, en gran parte por el poder casi absoluto que la Iglesia Católica ha tenido tanto tiempo en México, y por el tipo de cardenales que hemos recibido en los últimos años, y que están mostrándose muy prepotentes, derechistas, ligados al poder gobernante y con una postura negativa y cerrada, dando testimonio contra todo lo que Jesús nos mostró y vivió.
En este sentido debemos ver y entender la visita del papa Benedicto XVI, un acto abierto y directamente político. Es increíble que este hombre, supuestamente inteligente y con mucha experiencia en Europa de actitudes políticas muy negativas, se meta en la política de México. Ni por promover a Jesús, su Evangelio y su proyecto, podemos violar derechos humanos y derechos de estados y de pueblos, aunque ha pasado mucho también en el pasado. Nosotros/as aquí en América Latina lo sabemos muy bien, reflejado sobre la conquista misma, que hasta ahora en tantos círculos cristianos todavía es defendida desde este punto de vista: como una bendición para traer la religión y la fe verdadera. Ni por promover el cristianismo, era permitido aniquilar una cultura, un pueblo, una religión, sus dioses y sus creencias. Dios, el Dios de todas y todos, es mucho más grande que cualquiera estructura religiosa hecha por seres humanos a lo largo de la historia.
México es un “estado laico”, así definido en la constitución del país, y eso debe ser respetado. Pero también, en estos tiempos, en esta realidad de (post)modernidad y secularización, cada país debe tener el derecho de proclamar y vivir su estatuto de ‘estado laico’, no solo por ser democracia, sino por la esencia misma de cómo debe ser cualquier estado y nación. Cada país, nación, pueblo debe tomar en manos su responsabilidad global y en particular, para servir a todos/as sus ciudadanos/as, mientras las religiones, las iglesias o denominaciones, pueden convocar a sus seguidores para informarlos/as sobre lo que esperan de ellos/as desde su criterio moral, pero con la condición de que todavía la conciencia de cada persona está arriba de toda autoridad. Cada persona es la primera llamada por su Dios, por su tarea y responsabilidad en el mundo, como “ser humano”. A caso olvidamos, que la primera tarea de las mujeres y de los hombres es “ser seres humanos/as” lo más plenamente posible. Después podemos tratar de ser buenos/as cristianos/as (o budistas, hinduistas, judíos/as, islamitas…). A caso Jesús no era ‘ser humano’ primeramente, y nunca era cristiano (El era el Cristo), porque este concepto nació mucho después de su muerte/resurrección.
La prevista intervención del papa con su visita al México en estas fechas, es una violación a los derechos humanos y a los derechos del ‘estado laico’, aunque apoyado y promovido por sus líderes políticos últimamente. En la revistas “Proceso” de la semana pasada, no.1839, el reportero Rodrigo Vera muestra por voz de Roberto Velázquez Nieto, especialista en la relación diplomática entre los dos Estados (el Vaticano y México), dice que probablemente el papa y Calderón, el supuesto (pero también discutido hasta ahora) presidente de México, están preparando, con toda la astucia que pueden permitir las leyes, un documento en el cual la Iglesia Católica se quedaría con los privilegios que han anhelado desde tiempo, y que está en primer plano en la agenda de Ratzinger desde tiempo y de Calderón y de un grupo de su partido el Pan: como la enseñanza cristiana en las escuelas publica, acceso a canales de televisión, celebrar en público permitido…
Pero también, en la visita de Peña Nieto, en Navidad hace dos años, acompañado en este tiempo todavía de su amante, y con más de 10 obispos mexicanos, este candidato priista a la presidencia en las elecciones de julio, prometió, al ser elegido presidente, de deshacer las leyes comprometidas que promovió el alcalde del D.F., Ebrard: matrimonios entre homos, interrupción del embarazo en los tres primeros meses, eutanasia… (¡Casos más de ética/moral que religiosa!) , aunque como ‘presidente’ no tiene este poder en los estados…, y por eso probablemente están haciendo todo lo posible para ganar también en el D.F. y tener este poder para actuar. Esta visita con el papa no era cualquiera visita de un interesado, porque sabemos que no es fácil tener una audiencia privada con el papa, y en ese tiempo Peña Nieto ni era el candidato aceptado a la presidencia, y andaba con una mujer divorciada (situación matrimonial tan atacada por el Vaticano)…, entonces esta visita tenía que tener razones más profundas, razones políticas.
Venir ahora a México, y más todavía al estado de Guanajuato, tan derechista y católico, antes de las elecciones, es un acto político directo, porque es una convocación a las católicas, sencillas e ignorantes, para animarlos/as a votar por el candidato que el papa está apoyando y aplaudiendo indirectamente, por el candidato que puede favorecer la posición de la Iglesia Católica en México. No estamos más en medieval donde la Iglesia muchas veces estaba identificada con el estado, el poder divino con el poder civil. La Iglesia católica no tiene el derecho de meterse en lo civil. Puede cuestionar actitudes, leyes, comportamientos… del estado, y enseñar y avisar a sus fieles de lo contrario, pero no puede usar su poder religioso identificado muchas veces con el poder de Dios en especial con la gente sencilla e ignorante, para conseguir sus intereses. Es un abuso grave de su poder religioso. Aunque católica, teóloga/o, no podemos justificar estas actitudes y acontecimientos, menos apoyarlos.
Por todo esto, protestamos muy fuertemente contra la venida a México de Benedicto XVI, alias Ratzinger, ANTES de las elecciones.
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ANALISIS DE REFLEXIÓN:
CONTEXTO RELIGIOSO, POLÍTICO Y ELECTORAL,
EN EL MARCO DE LA VISITA DE BENEDICTO XVI A MÉXICO
Reflexión sobre la Visita de Benedicto a México.
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