Notas del día

Diódoro Carrasco y el terrorismo de Estado.

Con el infundado argumento de que la represión iniciada en la Región de los Loxicha contra los indígenas zapotecos en 1996, fue para preservar la seguridad nacional, se presenta publica y abiertamente el sanguinario Diódoro Carrasco Altamirano, ante una sociedad apática y una clase política cómplice que observa como el viejo PRI se apropia de los espacios políticos cobijado por  los membretes de otros partidos políticos o hasta con un discurso de candidatos ciudadanos, porque hoy mostrarse como independiente de los modernos sátrapas y vende patrias es más redituable.
Superadas las diferencias con José Murat, el ex secretario de Gobernación y artífice de la guerra sucia en la Región Loxicha; negociador de impunidad para Ulises Ruiz en 2006 a cambio de espacios políticos y su retorno al control de la política oaxaqueña, se lanza abiertamente hacia la senaduría con el ánimo de salir de detrás de los reflectores y que lo observen como lo que es, el verdadero dueño del poder en Oaxaca y con gran influencia en la política nacional.
Con esto, la política contrainsurgente, escondida en una falsa guerra contra el narco a nivel nacional se instaura abiertamente en Oaxaca, dando paso al terrorismo de estado.
El terrorismo de estado reinstaura el flagelo de la desaparición forzada de personas, fenómeno que se manifiesta en la desaparición forzada de luchadores sociales, maestros y pueblo en general; la ejecución extrajudicial de líderes de organizaciones sociales, sindicatos, comunidades y grupos de campesinos e indígenas; en encarcelar o mantener en prisión a pobres e indígenas o líderes sociales por razones de carácter político; en la implementación de mecanismos de represión bajo una aparente ignorancia del ejecutivo que se escuda en una presunta defensa de los derechos humanos; en la implementación de proyectos nacionales y transnacionales, abiertos o encubiertos de explotación de nuestros recursos naturales y establecimiento de tiendas y supermercados que desplazan a los pequeños productores y comerciantes; en falta de una real atención a las más sentidas demandas del pueblo de Oaxaca para el acceso a una vida digna que se disfraza en un aparente dialogo permanente que en el mejor de los casos beneficia a unos cuantos cual excepciones que confirman la regla.
Para que esto sea posible es necesario que prevalezca la impunidad, es decir que de igual modo como no han sido llamados a cuentas los represores de la década de los noventa en Oaxaca y la Región Loxicha, tampoco serán llamados a cuenta los ulisistas represores y asesinos del movimiento social de 2006.
Por el contrario, utilizando toda la fuerza del estado a las victimas nos hacen aparecer como victimarios y ante nuestra exigencia de justicia nos topamos con persecución, encarcelamiento, ejecuciones extrajudiciales y todo tipo de represión.
Por eso no es extraño que las autoridades y líderes comunitarios de San Agustín Loxicha permanezcan en prisión después de casi 16 años y que mediante diversas artimañas el poder en turno los mantenga relegados al olvido.
Tampoco son extraño los convenios y diversos mecanismos de colaboración establecidos con supuestos organismos internacionales de ayuda como la USAID a la que se le ha acusado de trabajar en colaboración con la CIA o de realizar actividades propias de la misma en diversos escenarios, como desestabilización de gobiernos no alineados con las políticas de EEUU usando distintos medios, en un Estado donde Diódoro Carrasco Altamirano realizó una despiadada persecución contra el Ejército Popular Revolucionario.
Resultado de esta persecución fue el encarcelamiento de Abraham García Ramírez al que se le ha señalado como uno de los autores intelectuales del enfrentamiento del EPR en Huatulco en 1996; preso indígena zapoteco que como tantos ha visto destruida su familia por el terrorismo de estado, presos por los que implementaremos en breve mas acciones en busca de su liberación.
Hablar de la familia por parte de gobernantes que no respetan los derechos humanos y a los que se les premia cual defensores de derechos humanos es una cruel demagogia.
Juan Sosa Maldonado

Oaxaca de Juárez, Oaxaca; 04 de marzo de 2012

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