Notas del día, Opinión

Memoria Traicionada: Juan Sosa Maldonado

El 4 de julio de 2010, el pueblo de Oaxaca votó por Gabino Cué para gobernador, impulsado por alianza entre los partidos Convergencia, PAN y PRD. Gabino Cué arrastra una historia de terror que significa el dolor y la muerte para los Loxicha, aunque la izquierda constituida decide no solidarizarse, porque ello implicaría ser vinculada con algún grupo guerrillero.
El pueblo Loxicha, desde 1996 sufre la persecución, encarcelamiento, la desaparición forzada, la tortura, el desplazamiento forzado de la población y la ejecución extrajudicial de muchos de sus miembros, por la administración de Diódoro Carrasco, cuyo importante miembro del gobierno era Gabino Cué Monteagudo al desempeñarse como Secretario Técnico del Ejecutivo.
Al acusarlos de eperristas, los Loxicha han sido desprotegidos por las capas y grupos sociales que tradicionalmente se manifiestan contra las violaciones de derechos humanos. Defenderlos, pronunciarse por la libertad, por la justicia, entraña apoyar cualquier medida que huela a guerrillero.
El 25 de septiembre de 1996, fueron detenidos los integrantes del cabildo municipal.
Durante 1996-1997 en la región Loxicha fueron detenidas 138 personas, 250 tenían órdenes de detención, 10 personas estaban desaparecidas; posteriormente aparecieron en las cárceles y 40 personas fueron ejecutadas. Los números, 16 años después, siguen creciendo.
Uno de los casos más emblemáticos, por más conocido debido a la fortaleza y perseverancia de María Estela García Ramírez, es el de Selerino Jiménez Almaraz, torturado y asesinado en abril de 1997, por mandato y con la participación directa del priista Lucio Esteban Vázquez Ramírez que fue premiado posteriormente con la presidencia municipal de San Agustín Loxicha.
A raíz de la ola de asesinatos y desapariciones forzadas en la región Loxicha, se inicio la Averiguación Previa PGR/FEMOSPP/045/2002, que estudia la presunta responsabilidad de Diódoro Carrasco Altamirano, Ernesto Zedillo Ponce de León y demás subalternos, incluido Gabino Cué Monteagudo en la desaparición forzada, tortura física y psicológica, ejecuciones extrajudiciales, detenciones ilegales y todo tipo de violaciones a derechos humanos. Fue remitida a la Procuraduría Estatal y simple y sencillamente tenemos la certeza que prodigar impunidad será su destino.
Durante su campaña, con u falso discurso de tintes socialdemócratas, progresistas, Gabino Cué fue a la región Loxicha, ahí se comprometió a que el gobierno tendría una política social de mucha profundidad para enfrentar males relacionados con la pobreza que atacan a Oaxaca. Sin señalar el conflicto que  Loxicha arrastra desde 1996.
Dos años después las cosas van de mal en peor. En Loxicha impera la desigualdad social y se profundiza la discriminación en todas sus manifestaciones, la silenciosa guerra sucia; sin lugar a dudas prevalece el ánimo desesperado de esperar la justicia, precisamente el que llevó a cambiar el rumbo partidista de Oaxaca.
Loxicha, Oaxaca debería seguir en la mira del desarrollo social y económico de México, más allá de de los discursos falsos de las campañas electorales. Pero desde el poder se ordena cambiar para que nada cambie.
La muerte en la Región Loxicha, ya no es noticia, aunque sean mujeres como el caso de las ejecutadas en Candelaria Loxicha; las detenciones y procesos ilegales de los indígenas menos.
En 2016, cuando Gabino Cué Monteagudo entregue un Estado devastado por la violencia institucional, las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, la incapacidad para encontrar mecanismos para la procuración y administración de justicia, habrán transcurrido 20 largos años de iniciada la represión en la Región Loxicha; 10 años de los negros sucesos del 2006 y para los personeros del poder en Oaxaca no pasa nada.
Seamos realistas a la hora de ser críticos del eperrismo, los indígenas han sido las víctimas inocentes de la incapacidad del Estado Mexicano para encauzar las justas demandas sociales y de la incapacidad de los líderes para la planificación y conducción de las acciones tendientes a mejorar las condiciones de vida de quienes dicen defender.
Mas allá de los discursos pro democráticos, necesitamos acciones.
Son los hechos y no las palabras las que definen a una persona, a un gobierno.
El gobierno de Gabino Cué Monteagudo, traiciona la palabra, traiciona la memoria.
¡Presos Políticos y de Conciencia de la Región Loxicha, libertad!
¡Presentación con vida de los desaparecidos!

Juan sosa Maldonado

Oaxaca de Juárez, Oaxaca; 02 de septiembre de 2012

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