En México, el tipo de poesía que se conoce comúnmente es la que se escribió hace un siglo, y es la que se sigue escribiendo, recitando en las escuelas, regalando a las novias con un enorme ramo de rosas, es la que se “entiende”. Quién no reconoce los siguientes versos: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. /¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! Pues claro, son del maestro Amado Nervo (1870- 1919).
Los poetas muertos dejan de sernos útiles
a menos de que tengamos poetas vivos también.
T.S. Eliot
Por: Jesús Rito
En México, el tipo de poesía que se conoce comúnmente es la que se escribió hace un siglo, y es la que se sigue escribiendo, recitando en las escuelas, regalando a las novias con un enorme ramo de rosas, es la que se “entiende”. Quién no reconoce los siguientes versos: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. /¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! Pues claro, son del maestro Amado Nervo (1870- 1919). Si un maestro de primaria no reconociera estos versos, sería un sacrilegio, podría ser quemado vivo, linchado en medio de la plaza cívica de la escuela y a la hora del homenaje.
Nadie puede objetar que son grandes y hermosos versos. Cada línea que escribieron nuestros poetas modernistas han trascendido. Fue la primera corriente literaria que salió de América Latina hacia el mundo. Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como “Rubén Darío”, José Martí, Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig, José Asunción Silva, Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón (con sus inigualables versos: Mamá, soy Paquito; / no haré travesuras».// Y un cielo impasible despliega su curva) entre otros; todos ellos se convirtieron en grandes portadores de la palabra, la embellecieron, la trabajaron como verdaderos especialistas de la palabra y del estudio.
Pero ya pasó un siglo y parece que nadie recuerda un poema de las vanguardias literarias, de los Estridentistas, de los Contemporáneos, de todo lo que sucedió en el siglo XX. Si un poema no rima, no tiene métrica, no es un “endecasílabo”, comúnmente no es un poema. Pero hace tanto tiempo que se experimentó con el verso libre, los mismos modernistas usaron la prosa poética, formas donde no es necesario usar formas clásicas. Aunque sí nuevas formas en el uso del lenguaje, como por ejemplo, inventar palabras, trastocarlas, eliminar los signos de puntuación, todo ello para dar frescura a la poesía. ¿Acaso podrían ser incomprensibles estos versos del poeta Francisco Hernández?:
Dios está podrido en dinero,
dice en voz baja un comerciante del pueblo.
En sus eternos ratos libres, se entretiene devorando
la imaginación de quienes no tienen para comer.
¿Quiere retratar al Todopoderoso?
Meta su cámara en la boca de un pobre.
A mí me parece que es un poema muy claro, y si alguien lo duda, que le pregunten al poeta. El problema es que este tipo de poesía se ha quedado encerrada en las universidades, en el mundillo literario, a pocos les ha interesado difundirla, quieren guardarla por otro siglo más.
Aunque podríamos culpar a los mismo poetas por no promover su arte, de ser tan sublimes, de no ser naturales, de no utilizar un lenguaje coloquial, de estar en constante diálogo con sus musas y no bajar nunca al comedor, a la calle, a nuestra vida cotidiana; pero no es así, los poetas contemporáneos, hablan de lo que sucede hoy en día, aunque también, no lo podemos negar, existen aquellos que escriben como si vivieran hace dos siglos, buscando enaltecer “el buen uso” del idioma español. Cuando el idioma se transforma, evoluciona, según las necesidades de la misma sociedad. La mayoría de las faltas de ortografía en el español, provienen de falta de coherencia, que si el uso de la V y la B, cuando suenan igual. El idioma adquiere nuevas palabras de otros idiomas, les da otro sentido, les da el uso que su sociedad requiere.
Por tal motivo, si la poesía que se escribe hoy en día no es la misma que se sigue enseñando en las escuelas, ¿de quién es la culpa?
Aunque eso sí, como en todas las culturas, y como bien lo dijo Thomas Stearns Eliot en su ensayo “La función social de la poesía”: “Algunos autores son suficientemente célebres como para ser mencionados ocasionalmente en discursos políticos. Pero la mayoría de la gente no entiende que eso no basta; que a menos que sigan produciendo grandes autores, y especialmente grandes poetas, su lengua se deteriorará, su cultura se deteriorará y tal vez sea absorbida por otra más fuerte.”



