A decir de “Habitad” de la Organización de Naciones Unidas (ONU), México es el principal expulsor de migrantes en el mundo. 12 millones de compatriotas residen en el exterior, lo que representa cerca del 11 por ciento de su población. Después de México, los países de la región que le siguen son Colombia, Brasil, El Salvador, Ecuador, Perú, República Dominicana, Haití y Jamaica. Luego, Estados Unidos, España y Canadá son los países más receptores de migrantes de la población latinoamericana.
Por: Roberto López Rosado
Los analistas, no sólo de nuestro país, sino de la propia Unión Americana cuando se ha referido a este tema, han destacado que la victoria de Barack Obama que lo llevó a su segundo periodo presidencial fue gracias al voto latino. Les prometió las “perlas de la virgen” y de que se aprobaría una reforma migratoria para “legalizar” la estancia de un gran número de migrantes, no sólo mexicanos sino de varias nacionalidades. No fue así, sin embargo, Obama es el presidente de Estados Unidos (EU) que más migrantes de nacionalidad mexicana que ha expulsado de su país.
La expulsión de mexicanos para este lado es muy preocupante. Uno de los problemas graves que se generan es el que 5.5 millones de hijos de mexicanos que nacieron allá enfrentan graves problemas porque al ser expulsados sus padres, ellos, los y las menores son entregados a familias estadunidenses, lo que provoca una dramática separación. Algunos padres logran traerse a sus hijos acá, perdiendo con ello mucho de lo que aprendieron y lograron ya que aquí enfrentan problemas de reconocimiento de sus estudios, entre otras muchas cosas.
Recientemente durante un encuentro de parlamentarios de México, Centroamérica y El Caribe, éstos exigieron que no se catalogue a los migrantes como “delincuentes” por el hecho de carecer de documentos migratorios y demandaron “no criminalizar la migración indocumentada” y, de ninguna manera, se utilice en referencia a ellos y ellas la palabra “ilegales”. Sin embargo, a pesar de estas demandas, se de quien sea, Estados Unidos sigue, insisto, regresando gente para este lado. El otro problema es el que enfrentan quienes son deportados, echados, mejor dicho, del otro lado del “Río Grande” como llaman ellos al “Río Bravo”, como lo llamamos nosotros.
Quienes son devueltos viven momentos, insisto, aterradores, porque son víctimas de los grupos delincuenciales, de las organizaciones del narcotráfico, de quienes les roban lo que puedan traer con ellos, los secuestran para pedir rescate o los obligan a enrolarse con ellos.
Por todo esto, llama la atención las declaraciones que en días pasados hizo el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, quien en el Puente Internacional II, Juárez-Lincóln dijo que quienes son deportados “pueden estar seguros que su regreso al país se dará en mejores condiciones y con posibilidades de contar con alternativas que los incorporen al sector laboral”, además de que su retorno “no será con temor, con miedo, será con felicidad y alegría”, aseguró.
Al día siguiente, Amnistía Internacional prácticamente refutó al funcionario sus afirmaciones. El organismo internacional denunció que el miércoles 19 pasado, fueron secuestrados por el crimen organizado 40 migrantes a las afueras del albergue Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa, Tamaulipas, quienes gracias a un operativo pudieron ser liberados, pero sin embargo, diez personas de este grupo fueron nuevamente apresados por un grupo delincuencial”.
Según Amnistía Internacional ninguna de estas personas se les brindó apoyo o protección como víctimas y que hasta el momento no se ha investigado la desaparición de los 10 migrantes, a la vez que informó que tres mujeres fueron secuestradas en Matamoros, por lo que exigió a las autoridades federales y estatales llevar a cabo una investigación completa e imparcial sobre estos casos.
Es difícil creerle a Osorio Chong, por lo que nos reservamos el derecho a llamar a los del gobierno, “mentirosos”, pero será el tiempo el que le refute al responsable de la política interior del país sus afirmaciones. Habrá tiempo para revisar los datos que publique el INEGI cuyos números en su momento precisen que el desempleo va en aumento y detallen que la promesa de Osorio Chong de que los migrantes mexicanos encontrarían trabajo aquí no fue cierta.
El número de oaxaqueños que viven en EU es también de los más altos de entre todas las entidades del país. Es uno de los estados cuya población busca trabajo allá, por lo que es necesario llamar al gobierno a no querer “tapar el sol con un dedo”, a no faltar al respeto a quienes tienen la esperanza de regresar a su país en mejores condiciones, cuando la realidad es otra.
Oaxaca, además de ser entidad expulsora de migrantes, es también un estado por donde cruzan miles y miles de migrantes centroamericanos que viajan particularmente en “La Bestia”, en los “vagones de la muerte”, donde esa gente que busca una oportunidad de vivir mejor, es recibida con amor, por ejemplo en Ixtepec donde los nativos les comparten algo de su despensa como una acción humanitaria.
La verdad, no es posible imaginarnos el “mundo feliz” que nos pinta Osorio Chong después de que son echados para acá nuestros compatriotas migrantes. Seguramente llenando docenas de solicitudes de trabajo porque hay mucho. Seguramente, sin que nadie los moleste, regresando a su casa, sin problemas de ser asaltados, secuestrados o muertos. Esto sí que es un regreso feliz.
¿Regreso feliz?
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