Notas del día, Opinión

Y el engrudo se le hizo bolas

Leo en un medio de comunicación: “Reclaman y regañan a Enrique Peña Nieto en China por revocar licitación del tren de alta velocidad a Querétaro”. Horas más tarde escucho -supongo una reportera- que, igual, habla de lo mismo con la conductora de un noticiero radiofónico con cierto tono, no de burla, pero sí un poco de risa, comentar el llamado de atención del primer Ministro chino, Li Keqiang al presidente mexicano.
 
Por:  Roberto López Rosado
 
La semana pasada titulé mi colaboración: “¿Despeñadero?, ¿Estado fallido?, ¿Estado cínico?, ¿Dónde estamos?”. Las preguntas hechas allí tienen que ver con la grave situación que vive el país. Las interrogantes me surgieron de la conversación con diferentes conocidos, sobre todo gente común y corriente pero también de las charlas pasilleras con diputados y diputadas, algunos, del PRI, que puedo afirmar, los encontré como “choqueados”, sorprendidos por la situación que está viviendo el país, pero sobre todo, reconocen las “torpezas”, por decirlo de manera amable del Ejecutivo Federal.
Hace un año, el gobierno peñista estaba en éxtasis. Se sentía en la cima del poder. Él y su partido se estaban ufanos, no cabían en el territorio nacional y se proclamaban triunfadores. Con sus reformas estructurales, aseguraban, “el futuro de México está en una ruta ampliamente promisoria; sin duda, pasa por un momento histórico”, aseveraban.
Igual para esos días, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray afirmó en Washington que “gracias” al Presidente Enrique Peña Nieto, “México es considerado por los principales organismos y por la comunidad financiera internacional como emblema del proceso de transformación que se requiere en el mundo y como uno de los países emergentes mejor preparado para enfrentar la volatilidad económica y financiera en los mercados del mundo”.
Peña Nieto y su gabinete no se salieron del recetario que les impuso allá en la capital estadunidense el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que les permitió, sí, un triunfo pírrico, pero no más. Las circunstancias han cambiado efectivamente, y sí, han demostrado que “no son buenos para improvisar”.
Los acontecimientos de Ayotzinapa y Tlatlaya le han significado a Enrique Peña Nieto no sólo observaciones de organismos de derechos humanos locales, incluso de la Comisión Nacional, sino también de organizaciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y la Comunidad Europea, por mencionar sólo algunas. El Presidente se ha querido deshacer de la responsabilidad que le corresponde. No acepta que su gobierno tiene un enorme adeudo  y no sólo los gobiernos municipal y estatal del PRD en Guerrero.
Aquella portada de la revista Time donde Peña aparecía como muñeco de maniquí: “Saving México”, se perdió entre el montón de periódicos de  viejo donde se hablaba de la visión de un México próspero y seguro que nos quiso vender. Las notas de hoy en el mundo se refieren a que las cosas están igual o peor,  que la corrupción sigue galopando en todos los niveles; que el país está incendiado.
¿Qué le pasó a Peña Nieto? Cada vez más se ha ido enredando en una madeja que aún no encuentra su punta. ¿Por qué decidió revocar la licitación otorgada al consorcio China Railway Construction Company para construir el tren de alta velocidad México-Querétaro? ¿Entró en pánico porque sabía que la periodista Carmen Aristegui iba a publicar en un reportaje que se reprodujo al instante en todo el mundo y hoy es un escándalo por el que se conoce que el Presidente posee una casa en Las Lomas, en la ciudad de México con valor de 7 millones de dólares?
¿Será que el ingrediente que lo llevó a tomar esa decisión fue que una de las empresas que se alió a Railway Construction Company es la empresa del Grupo Higa, presunta propietaria de la “Casa Blanca” de su esposa Angélica Rivera?
Por cierto, según las fotos dadas a conocer, no se ve dentro de la residencia, un solo librero, un solo libro, ni de esos decorativos que se compran por metro cuadrado.
Peña Nieto sintió miedo, pavor, que lo hizo a entrar en pánico. Vuelvo a preguntar: ¿dónde está su gabinete, sus asesores? ¿Nadie le dijo algo?, ¿nadie lo asesoró para decirle que estaba cometiendo error tras error?, que no sólo se los achacamos dentro del país sino por todo el mundo.
Hoy el Presidente, “es igual que todos”, dice la gente. “Lleva apenas dos años de gobierno y ya se hizo de una casa de más 85 millones de pesos”. Nadie cree que a “La gaviota” le alcanzó para comprarla de su trabajo como actriz. Nadie, absolutamente nadie les cree, por más explicaciones que ofrezca el vocero Presidencial, Eduardo Sánchez en el Canal de las Estrellas, quien nos quiso hacer creer que la esposa del Presidente, como cualquier señora que va a Electra a comprarse una lavadora, la está costeando en “abonos chiquitos para pagar poquito”.
Vuelvo a citar al periodista Leo Zukermann quien también se preguntó: “¿Dónde ha quedado ese gobierno que estaba “salvando a México”? ¿Qué pasó con la gran capacidad de operar y la eficacia para solucionar los problemas del país? Dice el analista: “cuando las circunstancias son adversas, se impone el pasmo. Parecería que no saben qué hacer. Y a lo mejor no saben, pero por lo menos deberían tener una estrategia de comunicación para calmar los ánimos. Ya son muchas las voces que se multiplican preguntando qué le está pasando al gobierno de Peña Nieto.”
Llega al colmo, digo yo, cuando se le exigió que no fuera a China ni Australia para que atendiera en su calidad de Presidente de la República el problema de Ayotzinapa. La Secretaría de Relaciones Exteriores justificó que la asistencia de Peña Nieto a la 22 reunión de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, así como a la cumbre del G-20, era de la “mayor importancia, ya que debería de atender compromisos asumidos por el gobierno y corresponde al objetivo de consolidar al país como un actor con responsabilidad global”. Como si no se supiéramos que todos los presidentes que van a estas reuniones llegan con los acuerdos planchados. Su presencia es sólo, lo subrayo, sólo para la foto. ¿O qué, no sabe que quienes finalmente toman los acuerdos a esos niveles son Estados Unidos, China y Rusia?
En fin cuando ya se sentía estar en los cuernos de la luna, a Peña Nieto le estalla una bomba tras de otra, las que no ha sabido desactivar. Cuando presumía que estaba “moviendo a México”, que estaba “transformando al país rumbo hacia un nuevo México”, el engrudo se le hizo bolas.
 

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