En las últimas semanas líderes de opinión, particularmente, han venido “proponiendo” a las y los mexicanos expresen su descontento con los políticos mediante la anulación de su voto el 6 de julio, día de las elecciones en nuestro país.
Por Roberto López Rosado*
Se dice que los políticos debemos ser castigados. Se habla de corrupción e ineficacia, y por ello, una acción como castigo, se dice, debe ser la anulación del voto, es decir, el rechazo de la sociedad a los políticos.
En la década de los 70 e incluso posteriormente, era común ver en las bardas de cualquier parte del país o a través de volantes “clandestinos” llamados a los ciudadanos por parte de presuntos guerrilleros a anular su voto para castigar al gobierno priísta. Evidentemente, esos llamados iban dirigidos a quienes estaban descontentos pero en el fondo su propósito era evitar que los partidos de oposición pudieran ganar o que sus simpatías, particularmente a favor de la izquierda, crecieran. Al PRI le eran suficientes los votos de su estructura, de sus acarreados.
Días antes de la elección de julio del 2009, el analista Octavio Rodríguez Araujo escribió: “Para mí es obvio que después del voto nulo, por masivo que pueda ser (que no será), no pasará nada: ni los anulistas se organizarán ni surgirá de ahí movimiento alguno, pero Calderón y su partido estarán muy agradecidos”. Igual, quien estaría muy agradecido con quienes anulen su voto el 6 de junio próximo será Enrique Peña Nieto y desde luego, el PRI.
¿Qué pasaría si todos aquellos que en vez de anular su voto, por el contrario votaran a favor de quienes fehacientemente han mostrado estar en contra Peña Nieto y del PRI como lo hicimos muchos, por ejemplo, votando en contra de la reforma energética o en contra de la reforma labor o la educativa? Si los inconformes con los políticos, sean éstos del PRI, PAN, PRD, PV PANAL, anulan su voto, ¿quiénes perderían?, ¿quiénes ganarán? Por ello no descarto que detrás de esta amplia campaña para que los ciudadanos anulen su voto esté el mismo gobierno.
Es al gobierno priísta a quien le conviene que los electores anulen su voto. Desde luego entiendo que el voto nulo es un instrumento que la sociedad tiene para expresar su rechazo al sistema político como una forma de externar su descontento, pero al mismo tiempo se estaría auspiciando que el gobierno y el PRI sigan haciendo lo que se les venga en gana como lo han hecho en estos más dos últimos años desde que regresaron al poder.
Necesitamos, por el contrario, una representación en el Congreso que no sea mayoría priísta, requerimos de una Cámara de Diputados equilibrada. En la actual legislatura las llamadas reformas estructurales nunca se debatieron. Fueron aprobadas con el voto mayoritario de los y las diputadas del PRI, pero a la verdadera oposición se nos hizo a un lado, no se nos tomó en cuenta porque no somos mayoría.
Entonces si en verdad queremos expresar nuestro descontento debemos votar por la izquierda, para que sea la punta de lanza que transforme a nuestro país; debemos votar por los mejores hombres y mujeres para lograr tener un congreso equilibrado, gobiernos estatales, municipales, delegacionales de todas las fuerzas políticas de la izquierda del territorio nacional.
Así también, por ejemplo, qué ganaríamos si en una entidad no hay elecciones como se está demandando en Guerrero. Al final, el gobierno federal tiene el poder en sus manos, y si no hay gobierno ni representación popular en el Congreso estatal y federal, no serán los que salen a las calles a protestar los que decidan.
La batalla la podemos dar muchos; la guerra la podemos ganar entre todos si nos sumamos la sociedad, el magisterio, los sindicatos, el zapatismo y otros muchos para enfrentar a un régimen que nos ha derrotado porque tristemente sigue comprando el voto de una población que debe despertar ya y no pensar que anular es la mejor forma de castigar a ese sistema político.
El resultado de abstenerse de votar o anular nuestro voto va a permitir que el gobierno de Peña Nieto y el antiguo régimen autoritario consoliden su vuelta, su eternización en el poder. La antropóloga Marta Lamas, a través de un Facebook ha reflexionado todo esto en una frase sencilla: “Si los izquierdistas anulan y los derechistas votan, ¿qué futuro nos espera?; Voto nulo, protesta nula”.
“Voto nulo, protesta nula”
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