En los recientes días, colectivos de izquierda, organizaciones sociales e individuos mantuvieron actividades de denuncia ante el caso de la desaparición de los 43 normalistas, en una semana con inusual activismo social que se vio reflejado en las redes sociales -el instrumento que ha dado voz a lo que la gran mayoría de corporativos noticiosos han definido solo mencionar como hecho histórico.
Por: Eduardo Barrios.
Las actividades sobresalientes fueron las que encabezaron los padres de familia y estudiantes de la normal de Ayotzinapa. El domingo 20 de septiembre intentaron realizar una jornada informativa en la caseta de Palo Blanco, Guerrero, lo que fue respondido con la intervención de la policía estatal y la federal. El martes 22 de septiembre cuando los padres de los normalistas y los estudiantes se trasladaban a la ciudad de México fueron interceptados por la policía federal y se da un enfrentamiento, los padres de familia y estudiantes tuvieron que regresar a las instalaciones de la escuela normal en Ayotzinapa. Estos dos hechos pudieron ser la antesala de lo que más adelante sucedería en la reunión agendada por el equipo de la presidencia con los padres de familia.
El miércoles 23 de septiembre por la tarde los padres de familia de los 43 iniciaron un ayuno, arropados por el movimiento social del Distrito Federal. Y el jueves se llevó a cabo la reunión entre el equipo del presidente Enrique Peña Nieto y los padres de familia acompañado de un grupo representativo de organizaciones defensoras de derechos humanos.
En la reunión con Peña Nieto, los padres de familia presentaron un escrito con 8 puntos dentro de los que sobresalen: Replantear la investigación sobre el caso a través de una unidad especializada coordinada por la PGR pero cuyos integrantes fueran avalados por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), que se cumplan las recomendaciones hechas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) e investigar el montaje con el que se les pretendió engañar a las familias.
Por su parte Peña Nieto presentó 6 puntos, de los cuales resaltan, que el caso siga abierto, incorporar los datos recabados de la investigación realizada por el GIEI y la creación de la fiscalía especializada para la búsqueda de personas desaparecidas.
Los planteamientos tanto del presidente del país como de los padres de familia son distintos, los padres de familia acudieron a la presidencia a razón de buscar nuevas alternativas que les ayuden a encontrar a los estudiantes, y la presidencia acude a razón de la presión que generó la investigación de expertos independientes del GIEI.
Culminada la reunión, el presidente de nuestro país no da la cara, prefiere que lo haga el vocero Eduardo Sánchez, quien evade las preguntas incomodas y se ciñe a describir las bondades de los seis puntos que propone Enrique Peña Nieto.
Culminada la reunión, los padres de familia salen cabizbajos, declaran: “insuficiente” “lo mismo de hace un año” vuelve a plantearles el presidente.
El viernes culmina el ayuno que realizan los padres de familia, mantienen la consigna para que el domingo sea el día de indignación nacional e internacional.
26 de septiembre, desde temprana hora, arriban a la ciudad de México diversos contingentes organizados en sindicatos, organizaciones, colectivos, etc. Se echan algo al estómago, preparan megáfono, tambores, banderas, mantas, pintura, pendones, agual pa´l camino, y el ánimo que caracteriza una movilización acordada con base en la conciencia social.
En las redes México se divide en #DíaDeLaIndignación y el #MeValeMadreAyotzinapa, haciendo una revisión rápida a los que replican estos Hash Tags, de un lado se encuentran muchos jóvenes que difunden la indignación, y por el otro miles de cuentas fantasmas encargadas de hacer labor para fines gubernamentales.
La acción contra la injusticia sucedida con los 43 normalistas, es replicada en más de 30 países, en Estados Unidos los migrantes mandan mensajes solidarios como pueden y desde donde pueden
El caso Ayotzinapa se convirtió en un parteaguas, entre el aquí y ahora. Tiene rasgos de resistencia, de lucha, de clase, de indígena, de migrante, de madres luchadoras, de hijos campesinos, de hijos obreros, de magisterio a futuro y esa es la razón por la que preocupa Ayotzinapa.
Para muchos se volvió un recordatorio de lo que son capaces los poderosos del país con el fin de mantener intactos sus intereses, comercien con el producto que comercien siguen siendo poderosos que utilizan las estructuras del Estado mexicano para continuar en el mercado que se ha convertido nuestro país.
Para otros se ha vuelto el aliento para continuar el activismo social.
Lo cierto es que el caso Ayotzinapa generó una válvula social para que el México de abajo expresara el descontento que acumula día con día, a los mexicanos ya no les fue suficiente el grito de cada 15 de septiembre.
La desaparición de los 43, despertó de su inmensa tristeza a los familiares de los más de 24 mil desaparecidos en todo el país, casos registrados por organizaciones defensoras de derechos humanos.
Empezó a despertar México, el de los trabajadores que vieron afectados sus pequeños comercios con la reforma fiscal, el que se empezó a manifestar ante la privatizadora universalización de la salud, el que salió a la calle ante los inminentes despidos masivos con la privatización de PEMEX.
Ayotzinapa que despertó a México, ese México que vive al día con un pobre salario, con los altos costos del transporte público, con la canasta básica por las nubes y un peso más devaluado que la palabra del presidente.
Algunos marchistas del 26 de septiembre se preguntan ¿Podrá México hacer lo que hizo Guatemala? ¿Qué hará falta?
En un punto de la marcha la gente se encuentra a Elena Poniatowska, quien sirve de enlace entre el 2 de octubre de Díaz Ordaz y el 26 de septiembre de Peña Nieto. La señora risueña carga una pancarta que dice “Hoy el cielo llora, mañana la luna sangra en la tierra, 43 semillas crecen serán el sol de la justicia” Inmediatamente atrás de Elena, esta Jesusa Rodríguez que sostiene un papel ancho donde se lee “Y el idiota en niu york”
Finalizada la crónica del 26 de septiembre. Debo expresar que hoy 28 de septiembre se cumple un año en que un grupo de migrantes jornaleros oaxaqueños y guerrerenses sin techo y sin dinero, hicieron posesión de unas tierras en la comunidad de Ayala, Morelos, al frente de esta expropiación popular de tierras estaba Gustavo Alejandro Salgado Delgado, quien fuera asesinado el 3 de febrero de este año por los terratenientes. Hoy en su honor se ha fundado la Colonia proletaria Gustavo Salgado, hombres como él, deben ser recordados y no en pocas palabras.
En pocas palabras…El 26 de septiembre, cimbró a México
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