Tras los eventos suscitados el día 24 de noviembre en la Refinería “Antonio Dovalí Jaime” en el Puerto de Salina Cruz, Oaxaca, nos queda aún más clara la situación de descomposición por la que atraviesa nuestro país.
Por: Carlos A. Benítez
La falta de inversiones, mantenimiento, la implementación de sistemas de seguridad y protección civil son parte de la negligencia de la Paraestatal y la falta de políticas públicas preventivas de los tres niveles de gobierno.
La corrupción de la administración de Petróleos Mexicanos y los excesos por parte de la cúpula sindical, hacen de Salina Cruz una bomba de tiempo.
Es momento de reflexión para la ciudadanía para determinar gobiernos responsables y de vanguardia.
Es necesario realizar estudios de impacto ambiental y jornadas de revisión médica a la población que habita cerca de la Refinería por la gran cantidad contaminante, generando enfermedades cancerígenas entre la población.
Petróleos Mexicanos se ha convertido en riesgo latente para la vida de los salinacrucenses por las diversas contingencias, entre derrames y explosiones han generado gran daño a diversas playas y daño ecológico en la biodiversidad.
Es momento que PEMEX sea una empresa responsable con el medio ambiente y con la generación de vías de desarrollo, servicios para los habitantes , así como el incremento de fuentes de empleos permanentes y bien remunerados que impacten en el nivel de vida para los ciudadanos del puerto.
