Adeuda Gobierno estatal mil millones a proveedores.-Inicia ya la última semana del año y con ello los buenos deseos para un próspero 2016, sin embargo, el espíritu de la Navidad no invadió a todos y las peleas partidistas continuarán hasta que se definan los suspirantes a la Gubernatura de nuestra entidad, que por cierto, muy endeudada quedó con este gobierno que disque la paz y el progreso. Así es lectores, fue el mismo secretario de Finanzas, Enrique Arnaud Viñas, quien confesó esta semana sin descaro alguno que la administración estatal le adeuda a sus proveedores la cantidad de mil millones de pesos. Algo aquí nada más no cuadra, pues el presupuesto para la entidad va en aumento año con año, al igual que sus deudas, lo cual no tiene lógica alguna, pues aunado a los presupuestos “históricos”, el Congreso ha aprobado ya varias solicitudes para que el gobernador Gabino Cué solicite crédito tras crédito a la Federación, sin que esto se vea reflejado en el bienestar de los oaxaqueños. Esperemos que el próximo mandatario exija cuentas claras a las malas cuentas de Cué Monteagudo.
Fraguas, un cero a la izquierda dentro del PRI oaxaqueño
El que dio de hablar también fue el exedil capitalino, José Antonio Hernández Fraguas, quien en un acto desesperado por seguir figurando en la vida pública de la entidad, renunció a sus aspiraciones a la Gubernatura de Oaxaca (como si alguien lo hubiera tomado en serio), y declinó a favor de Eviel Pérez Magaña… a buen árbol se arrimó el exrepresentante tricolor ante el INE, pues conociendo sus artimañas, buscará que “El Tiburón” de URO le pague su peso en oro el disque favor que le hizo. Pobre de Eviel, ha de estar lamentándose dicha acción, pues él bien sabe que Fraguas se ha convertido un cero a la izquierda dentro del PRI oaxaqueño.
Crónica de un fracaso anunciado
Y el que de plano no entiende de sus errores es el mismísimo Eviel Pérez Magaña, quien no solamente insiste en ser el mejor posicionado dentro del PRI, sino que tiene el valor para publicar encuestas de agosto de 2014, a finales de 2015, asegurando que encabeza las preferencias del electorado. Nada más que esta vez el tiro la salió por la culata, pues la misma encuestadora Parametría se deslindó del hecho y aseguró que la encuesta fue realizada el año pasado, por lo cual, las preferencias del electorado pudieron haber cambiado. Nada más un recordatorio para los oaxaqueños: El señor Pérez dijo que iba a ganar en 2010 cuando buscó ser gobernador, y aseguró que las encuestas así lo reflejaban, y repitió su fallida fórmula en 2012, cuando tuvo que conformarse con una senaduría plurinominal y ahora, sigue afirmando que va ganando…esa vieja cantaleta la sabemos ya de memoria, al igual que el resultado.
Legítima desconfianza
Por último, vemos con mucho optimismo el avance que ha tenido la diputada federal Mariana Benitez Tiburcio como aspirante seria a la candidatura del PRI a la Gubernatura. Esta joven mujer ha logrado posicionarse en meses lo que muchos actores políticos no han logrado posicionarse en años –verdad Liz Acosta–, y muchos se han hecho la pregunta inevitable: ¿Una mujer gobernadora?, porqué no. Y bueno hasta ahí todo va muy bien, pues encontramos en la joven mujer más virtudes que defectos, y nosotros dejamos del lado los complejos misóginos del electorado oaxaqueño, sin embargo, lo que no podemos pasar por alto es el descaro y corrupción con la que se desempeña su hermano, Albeto Benitez, que hace de todo menos su trabajo como Subsecretario de Finanzas –ha de ser por eso que nada más las cuentas no le salen al Secretario–, pues una semana hace proselitismo político con el PRD, la otra inaugura obras a título personal, otra veces más se las da de empresario promocionando la mezcalería de su esposa (con recursos del gobierno obviamente, mientras los maestros mezcaleros no dejan de protestar por el abandono gubernamental), en fin, ¿podemos denostar las aspiraciones legítimas de la joven Mariana por las marrullerías de su hermano?, quizá no, pero nada nos hace pensar que ella va actuar de forma contraria, de ahí nuestra legítima desconfianza.
