
Qué tristeza y preocupación me da voltear para todos lados y en todos ver el mismo panorama “los unos contra los otros”; “los unos tratando de aprovecharse de los otros”.
Por: Arq. Lázaro García Saavedra.
La Unión Europea convulsionada por el descalabro del Brexit, cuyos efectos apenas empiezan a sentirse y no solo en Europa. Todas las economías prudentes están tomando precauciones y si a esto le agregamos los ataques terroristas de los fundamentalistas en el viejo continente; se avizora un panorama y un futuro preocupante.
Los países asiáticos tratando de importunar lo menos posible a Corea del Norte para no generar un conflicto mayor que pondría en serios aprietos a esa importante región de nuestro pobre y ajetreado planeta.
En América del Sur conflictos latentes en Brasil, que aún no termina de reorganizarse; Venezuela, que hoy padece una de las crisis sociales más crueles de su historia; Argentina, que empieza a reencontrar el camino.
En nuestro vecino del norte, donde un magnate piensa que conducir el destino del país más poderoso del mundo es cómo organizar un concurso más de belleza y además alentando enconos, dividiendo, confundiendo, ofendiendo, reviviendo rencores olvidados y provocando enfrentamientos donde se pierde más de lo que se puede ganar.
Y finalmente en nuestro país donde la corrupción, el nepotismo, los nexos de los políticos con el narcotráfico y el crimen organizado han llegado a niveles nunca vistos ni imaginados; donde hoy como nunca el pez más grande se come al más chico; donde los gobiernos de cuotas y de cuates, el derecho de sangre, el pago de facturas, el amiguismo, el compadrazgo; se han institucionalizado y como consecuencia lógica tienen cansada y hasta el copete a la ciudadanía en general, que busca formas y espacios para manifestar su descontento, aún sabiendo que se enfrenta a la amenaza de un Secretario de Gobernación que en su tonto afán de legitimar el uso de la fuerza, no duda en utilizar a los medios masivos de comunicación que se han convertido en “meretrices del poder” y que con tal de no perder el consabido “chayo”, olvidan que el más grande y noble deber del periodismo es velar por el bien común y ser garante de la sociedad.
Qué triste y preocupante panorama y qué pena que ante la falta de capacidad para construir consensos y lograr acuerdos se tenga que llegar a las amenazas, la prepotencia y al uso de la fuerza para recuperar el estado de derecho que institucionalmente nunca se debió perder, si realmente se gobernará con base en la ética, la moral y sobretodo de acuerdo con las leyes y dentro de un marco institucional y de derecho.
Qué pena que nuestros gobernantes antepongan sus intereses personales o del grupo o el color al que pertenecen y se olviden de privilegiar el bien común.
Qué triste y que preocupante que por todos lados *”huela a peligro”*



