Desde que el hombre hizo su aparición sobre la Faz de la Tierra, su amor a la vida lo ha llevado a luchar contra la muerte, sin embargo, y ante lo inevitable mantiene una esperanza y se mantiene fiel a su creencia hacia la vida eterna. Aquella que principia con la muerte.
Por: Idolina Herrera López
Los pobladores del antiguo Egipto fueron los que llevaron a su esplendor el culto a los muertos, creando una forma religiosa entre la vida terrenal y la del más allá, creían que las almas sobrevivían eternamente al cuerpo, intentaban retener el espíritu cerca de sí mismos, por ello, en las tumbas de los faraones, guerreros y otros, depositaban todo cuanto pudiera ser agradable a su espíritu, o relacionado al finado .
Este legado ha trascendido generación, tras generación, lo mismo en grandes y modernas urbes como en las regiones más pequeñas y recónditas del planeta, existen diversos rituales, pero a fines en su objetivo, dar algunas ofrendas al ser querido que ha fallecido.
La iglesia católica celebra el día 1 a los angelitos y el día 2 a los fieles difuntos , en Oaxaca es tas fiestas son tradicionales entre las familias oaxaqueñas, es común ver que desde temprana hora las personas acuden a los diferentes panteones donde se encuentran sus seres queridos llevando consigo veladoras y flores , entre estas la de Cempoatxochilt , mejor conocida como la flor de muerto.
Como es tradición entre las familias de Oaxaca el día 31 de octubre montan el Altar de Muertos, con los platillos que al difunto en vida era de su preferencia, calaveras de azúcar, pan de yema, chocolate, mole, tamales, fruta de la temporada, mezcal, cerveza, calabaza en tacha y todo aquello que resultara agradable a la persona desaparecida, y que ha de venir a disfrutar con los vivos.
Algunas familias llevan su desayuno o comida a los panteones y lo comparten con sus seres queridos, acompañados de notas musicales interpretada por algún trío, mariachi, o marimba, eligiendo las piezas de su preferencia del difunto.
Estas fiestas para seguirlas preservando entre las familias de Oaxaca, tenemos que transmitirlas a nuestros hijos, nietos y demás familiares, de generación en generación para que ellos las sigan celebrando.
