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Comité Cerezo: 19 años de trabajo colectivo por una vida digna, por los derechos humanos

Hoy, hace 19 años, nacía lo que hoy conocemos como la organización de derechos humanos Comité Cerezo México; la razón, la detención arbitraria, tortura y encarcelamiento por motivos políticos en contra de Antonio, Héctor, Alejandro Cerezo Contreras y Pablo Alvarado, indígena náhuatl; quienes fueron detenidos, torturados y criminalizados por aquellos que hoy están siendo juzgados y acusados por narcotráfico y corrupción.

 

Nuestra organización nació en el 2001, primer año de la “transición a la democracia” según los “analistas políticos”, los mismos analistas que hoy siguen desorientados o que fingen estarlo con el objetivo de sólo confundir (claro, cobrando por ello). En realidad, el año 2001 significó el inicio de la profundización de la política neoliberal en México: la modificación de leyes y la creación de las condiciones para iniciar la larga noche de terror de los 12 años de Calderón y Enrique Peña Nieto (EPN) en contra de su propio pueblo.

Para los que constituimos el Comité Cerezo México, el año 2001 sería el inicio de 17 años de amenazas de la Inteligencia militar, ataques físicos, hostigamiento y de vigilancia ilegal, que incluye tanto al sujeto que nos vigilaba escondido atrás de un automóvil, en el periodo de Fox, hasta el intento de vigilancia cibernética a través del programa “Pegasus” que sufrimos durante el sexenio de EPN. Ahora con un nuevo gobierno, el 19 de noviembre de 2019 tuvimos un incidente de vigilancia y hostigamiento a uno de nuestros compañeros.

Se cumplen ahora 19 años de trabajo colectivo y voluntario, que inició no por gusto, sino por el inicial aislamiento que el Estado y su gente intentó realizar en nuestra contra, aislamiento construido por el Estado mexicano al estigmatizarnos, desde ese entonces, como un grupo “fachada” del Ejército Popular Revolucionario. Incluso hoy perduran resabios de dicha criminalización en ciertos sectores, pero no hay que olvidar que ésta fue una estrategia del Estado para justificar las detenciones y ocultar la tortura en nuestro caso, pero también se ocupó para castigar la disidencia en México y preparar los métodos sistemáticos de la guerra contra el enemigo interno, pues, abrevando de los peores métodos de la contrainsurgencia mundial, construyeron al enemigo interno, que en el año 2001 fue bautizado como la narco guerrilla y que después, con Calderón, fue renombrado con el mote de la delincuencia organizada y el narcotráfico. La construcción de ese enemigo interno no era sino un paso necesario en el proceso de perfeccionamiento de la estrategia de contrainsurgencia, represión política y control social que era necesaria para la profundización del neoliberalismo.

Gracias a que vivimos los efectos de la represión política aprendimos que sólo organizándonos de manera colectiva y tomando la decisión individual y voluntaria de trabajar por la libertad de todos los presos políticos en México y por los derechos humanos sería posible, incluso, modificar los esquemas represivos del Estado en contra nuestra.

Antonio, Héctor, Alejandro y Pablo, presos, pero con esa misma conciencia, participaron, durante su estadía en penales de Alta Seguridad, en huelgas de hambre, una de más de 30 días, además estudiaron, leyeron, pintaron, escribieron cartas al mundo: crecieron incluso en condiciones de tortura carcelaria; afuera aprendimos a marchar, a hacer mítines, un volante, un cartel, a participar en foros, a escribir, a documentar, a emitir acciones urgentes, a enfrentarnos a funcionarios insensibles que incluso se reían ante nuestras demandas.

En este camino conocimos a gente cuyo ejemplo tomamos como a Digna Ochoa, nuestra abogada, ejecutada extrajudicialmente por el ejército; a organizaciones sociales que sin conocernos nos apoyaron; a periodistas que pelearon por la verdad, a gente que se arriesgó e incluso sufrió amenazas por hacer un documental de nuestro caso; a familiares de otros presos que nos enseñaron que, incluso en las peores condiciones, podemos seguir luchando, a viejos ex presos políticos que nos trasmitieron sus experiencias en penales de Alta Seguridad.

Conocimos y conocemos personas que, sin ningún lazo con el caso ni con los hermanos Cerezo presos, desplegaron su solidaridad y nos acompañaron un tiempo, otros se volvieron parte del Comité Cerezo México y, ahora, entre todos caminamos por objetivos claros, por los derechos humanos, es decir, por que todo el pueblo pueda vivir de manera digna.

Tampoco vamos a olvidar a las decenas de voluntarios internacionales de las Brigadas Internacionales de Paz y más recientemente de SweFor, a quienes les debemos, literalmente, la vida, sin su acompañamiento, sin sus enseñanzas, no podríamos ser lo que ahora somos, un saludo a todas ellas y ellos, donde quiera que se encuentren.

Agradecemos a todas las personas que nos siguen apoyando pues sin su solidaridad incondicional no podríamos ser lo que hoy somos: una organización de derechos humanos reconocida por sus capacidades, por su trabajo, por su práctica ética, por su crítica y por su autocrítica.

Hoy como hace 19 años, los seguimos invitando a participar y organizarse con nosotros, el camino de los derechos humanos en México es aún largo. Es cierto que hoy tenemos un “pequeño respiro”, pero no debemos flaquear y debemos lograr que este tiempo nos sirva para fortalecernos y prepararnos ante una ultraderecha que pega patadas y hará y cometerá crímenes por regresar y seguir el curso natural del Neoliberalismo, que no tiene otra cosa que ofrecer al pueblo más que el despojo, el terror, la destrucción de la tierra y de la humanidad. En todo este tiempo hemos aprendido que para eso estamos los de derechos humanos, los del Comité Cerezo México, para denunciar, para acompañar a las víctimas, para organizar y luchar por un México no Neoliberal, por un régimen dónde los derechos humanos sean una realidad y no mero discurso o ley que nunca se cumple.

No podemos irnos sin mencionar que seguimos luchando por la libertad de todos los presos por motivos políticos en el país. Por la libertad de Javier, Armando, Asunción, Venturino y Leobardo, presos del FNLS en el estado de Chiapas y Michoacán. Por la presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos. Por la presentación con Vida de Edmundo Reyes Amaya, Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Fidencio Gómez Sántiz. No podemos irnos sin mencionar que seguimos luchando por una vida digna para el pueblo trabajador, porque en México los derechos humanos sean una realidad para la mayoría, porque la vida digna se imponga y triunfe ante el proyecto de muerte, miseria y desolación que han querido imponer para quienes no pertenecen a las clases privilegiadas.

Comité Cerezo México

 

 

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